lunes, junio 15, 2009

Cuentos de Niños en la Sierra de Guerrero

El Sur de Acapulco 15 de Junio del 2009:
"Un soldado le bajó al tiro y me apuntó, dice Brayan un niño de 8 años"


Jesús Saavedra
desde Puerto de Las Ollas, sierra de los municipios Coyuca de Catalán y Petatlán, Guerrero

Los niños de esta comunidad de la sierra se han acostumbrado a la violencia, al asesinato de sus familiares y al hostigamiento permanente de los militares, como la irrupción violenta de tropas del Ejército el martes que se quedaron aquí hasta el sábado. Uno de ellos, Brayan de 8 años, relata que el martes regresaba con el resto de los niños de la construcción de una vivienda, en donde laboraban sus padres.

“Venía de preguntarle a Monse (su hermana dos años mayor que él) qué estaba pasando, un soldado le bajó al tiro y me apuntó, pero empecé a caminar y ya no me dijeron nada. Pos si me van a dar pa’ abajo, ya qué”, dice.

La mayoría de los niños de la comunidad actuaron normalmente y los menos lloraron cuando vieron los balazos que tiraban los soldados; Brayan insiste que no tuvo miedo, “esos soldados andan buscando a los malos, por eso no nos hicieron nada”, dice, mientras asume una posición desparpajada en el camino a Las Palancas.

En el camino, se da tiempo para mostrarle a los reporteros los árboles de zarzamoras que son la delicia de un grupo de chavalos, en donde caminan Elizbeidi, María Liz, José y Alejandro, de entre 5 y 9 años, “mira ésta también se come”, mientras señala otro árbol de donde cortan el “arrayán” el cual comparte con los reporteros.

Explican que desde marzo, no tienen maestro y la escuela de Las Palancas, un solo salón viejo, está abandonada, convertida en un potrero en donde los animales se quedan a dormir y que huele a estiércol de chivo y de vaca. Ahí, un soldado dibujó en la pared un rifle AR-15 disparando una bala.

Brayan cuenta a los reporteros que hace unas semanas habían “ejecutado” a su primo El Negro y nos invita a la tumba que se encuentra en un pequeño monte rodeado de pinos y con flores frescas, “aquí enterramos al Negro, era buena persona, pero nos lo mataron, se fue a Petatlán y lo encontraron muerto con un balazo acá”, platica, mientras se señala en la sien izquierda. Brayan, se refiere a su primo Gerardo García Ávila, quien el 22 de mayo pasado fue a Petatlán con su papá a traer despensa y herramientas para su trabajo; el joven fue hallado con un tiro en la sien y el hecho se adjudicó a la violencia “natural” por el narcotráfico de ese municipio de la Costa Grande.

La mamá de Gerardo dice que fue injusto su asesinato y que atribuye a los “civiles armados” identificados con el ex alcalde de Petatlán, Rogaciano Alba, quienes lo asesinaron en represión por no permitir la tala del bosque en su comunidad.

A Gerardo, esas manos asesinas le cortaron la vida y le causaron “mucho dolor a sus hermanos, a mi esposo, a sus primos, qué les debía, si era un chamaco y allá ellos saben, algún día van a rendir cuentas a dios”, dice resignada la mamá de Gerardo y que causa tristeza en Diana Laura, una jovencita de 16 años, quien era novia de este adolescente y quien tiene de recuerdo unos poemas que le dedicaba de forma escrita su novio, hasta el 22 de mayo cuando fue asesinado en Petatlán.

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