Otro monumento al incumplimiento del deber por las autoridades locales. |
por Eduardo Morán C.
30 Junio 2015 - El solo hecho de que el próximo ayuntamiento estará integrado por regidores de cinco partidos distintos, debería llevarnos a suponer que el próximo ayuntamiento será mejor que los dos últimos, pues en teoría al ser más diversa la filiación política de sus integrantes, sus decisiones tomarán en cuenta puntos de vista que no podían considerar los anteriores, lo cual infiere a simple vista que tendremos un mejor ayuntamiento. Sin embargo como el cargo de regidor depende de acuerdos de las cúpulas de los partidos y no de la decisión directa de los ciudadanos, en el próximo ayuntamiento la cuarta parte del él (3 de 12 regidores) representará solo al 5% de los ciudadanos. Resulta pues paradójico que entre más partidos formen el ayuntamiento, menos ciudadanos representa, y si además es indispensable la complicidad de todos los ediles para mantener ocultas sus decisiones y el destino final de los recursos públicos, entonces al democratizarse el cabildo se diversifica la filiación de los chantajistas lo que les permite negociar mejor el "moche y vender más caro su amor aventurero". Pero lo más "pior" no es esa contradicción, sino que siendo los ayuntamientos los responsables de gobernar y administrar el municipio, sigamos dejando a los regidores exentos de responsabilidad por las desgracias que ocasiona su falta de ética y manifiesta incompetencia, dándoles el papel de dispendiosos parásitos inmunes a estos importantísimos integrantes de nuestros ayuntamientos.
Si bien es el presidente quien propone al personal que administrará físicamente los recursos del municipio y ejecutará las acciones de gobierno, parece que ciudadanos y autoridades omiten la responsabilidad que adquieren los regidores al aprobar las propuestas del presidente y la que tienen como garantes de que éstas cumplan cabal y honestamente con sus funciones. Es tan poco el conocimiento que tiene la mayoría de ciudadanos sobre la forma en que opera un ayuntamiento, que a los regidores jamás son incluidos como responsables de los catastróficos resultados de nuestros ayuntamientos. De igual forma, el estado concede tal impunidad a estos nefastos personajes, que jamás alguno de ellos ha sido llamado por algún órgano fiscalizador para aclarar porque aprobó y no supervisó debidamente, anomalías que requieren aclarar y justificar frecuentemente presidentes, síndicos y tesoreros.
No pretendo atenuar la responsabilidad que tienen los presidentes municipales como rectores de la administración del municipio, digo que siendo los regidores los que aprueban el presupuesto de egresos y deben vigilar su ejercicio, sancionar su desvío, revisar, avalar o rechazar la cuenta pública, autorizar cambios de uso de suelo, bandos, contratos, y en general vigilar, sancionar y corregir la operación total de una administración municipal, jamás se les confiere la mínima responsabilidad por pésimo resultado de su trabajo, cuando el catastrófico estado que muestra el municipio y el enriquecimiento de muchos funcionarios y el propio, nos indican con toda claridad que nada útil aporta a los ciudadanos el oneroso trabajo que realizan. Cabe entonces preguntarse: ¿Para qué gastar más de 25 millones de pesos anuales en una partida de inútiles irresponsables? Es ridículo esperar que nuestros ayuntamientos funcionen como se espera, si quienes autorizan, deciden y supervisan su operación, quedan excluidos de toda responsabilidad por los pésimos resultados que nos brindan.
Dada la cantidad, tipo y causa de los problemas que tenemos, es indispensable exigir y lograr que nuestros ayuntamientos hagan públicas todas las actas de sus sesiones y que rindan cuentas detalladas sobre el gasto de los recursos que tutelan, pero además, es imprescindible sancionar a los regidores por las atrocidades que autorizan y permiten, pues de otra manera es imposible que cumplan medianamente con la fundamental labor que tienen. Por ello me llamó mucho la atención que Sergio Vázquez Rosas en su popular programa de radio, solicitara al futuro presidente que investigue e informe sobre algunas descabelladas decisiones tomadas por un cabildo del que no forma parte, y no exigir a quienes las tomaron que nos expliquen detalladamente las razones por las que las asumieron. Es más, no solo no les exige algo tan elemental, los disculpa con el argumento de que a estas alturas de la actual administración los regidores ya están "muertos" políticamente, como si su encargo fuera político y no administrativo, como si su trabajo terminara al haber elegido al próximo ayuntamiento, como si ya no cobraran por ser regidores, y sobre todo, como si ellos no fueran los únicos responsables de haber autorizado la firma de los absurdos e ilegales contratos de la lámparas led (90 mdp) y el de las licencias (30 mdp) únicos dos que han escapado de la lúgubre mazmorra municipal que denominamos cabildo.
De ese tamaño es la impunidad que otorgamos a nuestros regidores, lo cual explica porque consideramos al presidente y sus secuaces como los únicos responsables de nuestras desgracias, cuando la ley indica que el presidente municipal solo se encargará de ejecutar las decisiones del ayuntamiento, quedando su implementación y resultados sujetos a su supervisión y sanción. Es tan equivocado el concepto que se tiene sobre las funciones de un regidor, que ellos mismos se autorizan 15 mil pesos mensuales para "gestionar apoyos" cuando tal función no se contempla en la ley, y peor aun cuando no informan en que los utilizan y menos sobre los resultados que produce a los ciudadanos ese gasto.
Pero no conformes con que los regidores se embuchaquen tranquilamente 15 mil pesos al mes para realizar una función que no tienen e impunemente otros 30 mil sin cumplir las que sí tienen, es que al ayuntamiento no le podemos aplicar aquello de que "Tanto peca el que mata la vaca como los 12 que le alzan la pata".
Es todo...