El Sur de Acapulco - 17 de Septiembre del 2009
Foto de
La Jornada de Guerrero
Brenda Escobar - Zihuatanejo
El campesino ecologista y defensor de los bosques de la sierra de Petatlán, Felipe Arriaga Sánchez, murió ayer a causa de un accidente automovilístico, luego de que la cuatrimoto en la que viajaba fue embestida por una camioneta de pasajeros.
Arriaga falleció a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico severo.
Fuentes policiacas dieron a conocer que el hecho ocurrió a las 8:00 de la mañana, en la carretera nacional Zihuatanejo-Acapulco, en el tramo que cruza la ciudad de Petatlán, en el entronque para entrar a la colonia El Barrozal, donde Arriaga tenía su domicilio particular.
La fuente indicó que el accidente fue causado por el conductor de la camioneta Combi número 45, de la ruta colonia Morelos, que se dio a la fuga y dejó abandonada la unidad, la cual quedó casi encima de la cuatrimoto del campesino ecologista, cuyo cuerpo cayó a varios metros de distancia.
La esposa de Felipe Arriaga, Celsa Valdovinos Ríos, comentó que su cónyuge había salido de su casa con dirección a la gasolinera a cargar combustible, pues tenían planeado ir a la comunidad El Zapotillal, en la sierra, a dejar unos árboles para reforestar.
Sin embargo, poco después fue avisada por un conocido que en la carretera nacional su esposo estaba tirado y atropellado, por lo que junto con su hija se trasladó de inmediato y alcanzó a los paramédicos de Protección Civil municipal de Petatlán que ya lo canalizaban para traerlo a Zihuatanejo para recibir atención médica.
Platicó que los mismos compañeros del chofer que atropelló a Felipe le dijeron que lo trajeran a una clínica particular a este puerto ya que se harían cargo de los gastos médicos, sin embargo, ahí no lo quisieron recibir por lo grave de la herida que llevaba en su cabeza, y lo llevaron al hospital general en esta ciudad, donde los médicos hicieron lo posible por salvarle la vida, pero falleció poco después.
Felipe Arriaga Sánchez, de 60 años de edad, fue originario del ejido Río Frío de los Fresnos, en lo alto de la sierra; fue fundador en 1998 de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, quienes se enfrentaron a la estadunidense empresa Boise Cascade una de las compañías madereras más grandes del mundo, con restricciones para la tala en Estados Unidos y Canadá.
Además, fue el campesino que en octubre de 2001 acompañó a la abogada y defensora de los derechos humanos Digna Ochoa y Plácido en su recorrido que hizo por la sierra petatleca, donde platicó con los campesinos, a quienes luego de conocer la situación en la que viven, se ofreció a “tocar puertas”, pero no pudo cumplir su promesa, pues fue asesinada pocos días después.
Arriaga estuvo casado por más de 35 años con Celsa Valdovinos Ríos, quien es presidenta de la Organización de Mujeres Ecologistas de la Sierra de Petatlán; con quien procreó a sus hijos Luvia, Julián, María de los Ángeles, Juan Francisco, María Elena y Evelia, quienes le sobreviven, al igual que 17 nietos.
Actualmente, junto con Celsa Valdovinos trabajaban en la conservación de la cuenca del río Petatlán, en el ejido La Botella, pues tenían su domicilio en la comunidad El Zapotillal y también en la colonia El Barrozal, en la cabecera municipal de Petatlán.
Vivió huyendo del Ejército, fue acusado por un cacique, y declarado preso de conciencia
La lucha por la defensa de los bosques de la sierra de Petatlán, llevó a Felipe Arriaga Sánchez y a un grupo de campesinos principalmente de la comunidad Banco Nuevo, del ejido El Mameyal, donde él vivía con su familia, a fundar en febrero de 1998 la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, quienes emprendieron un movimiento para frenar el saqueo del bosque que en aquél entonces hacía de manera indiscriminada la trasnacional Boise Cascade, una empresa que buscaba arreglos ventajosos con las autoridades ejidales evitando tratar con todos los ejidatarios.
A raíz de la defensa del bosque, los caciques de esa región, entre ellos, Bernardino Bautista Valle, apoyados por el Ejército, iniciaron una represión, persecución y asesinatos contra los integrantes de la Organización, que llevó a Felipe Arriaga a andar durante un año a salto de mata en el monte, escondiéndose de los soldados que lo buscaban para detenerlo.
Arriaga Sánchez fue detenido por la Policía Ministerial el 3 de noviembre de 2004, acusado de los delitos de homicidio calificado y asociación delictuosa, en agravio de Abel Bautista Guillén, hijo del cacique maderero de la sierra de Petatlán, Bernardino Bautista, ocurrido en una emboscada el 30 de mayo de 1998 en el punto conocido como el Paso del Muerto, a unos 10 kilómetros del poblado de Banco Nuevo.
En la presunta celada sobrevivió otro de los hijos de Bernardino Bautista, Prisciliano Bautista, quien acusó a Arriaga Sánchez y a 13 campesinos ecologistas más en el asesinato de su hermano.
Por este homicidio se integró la averiguación previa AZUE/II/039/98 e inició el proceso penal 82/2004.
A la par que se desarrolló el proceso legal con Felipe Arriaga en la cárcel, organizaciones ambientalistas no gubernamentales locales, nacionales e internacionales difundieron el caso del ecologista, e informaban que su aprehensión se debió a su lucha por la defensa de los bosques en la sierra de Petatlán.
En marzo de 2005, Amnistía Internacional (AI) lo adoptó como preso de conciencia y que hasta septiembre de ese mismo año, era el único caso en México.
A los cinco meses de cárcel, es decir, en abril de 2005, los defensores de Arriaga Sánchez, los abogados del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, consiguieron que fuera exonerado del delito de asociación delictuosa y enfrentó entonces el delito de homicidio calificado.
En agosto de 2005, todavía encarcelado, Sierra Club le entregó su prestigiado premio Chico Mendes, que es otorgado a individuos u organizaciones no gubernamentales fuera de Estados Unidos que hayan demostrado un coraje y dotes de liderazgo extraordinarios en actividades de base de protección del medio ambiente.
Tras un proceso plagiado de incertidumbre y en el que la Procuraduría General de Justicia del Estado dio claras muestras de dilatarlo con el argumento de que ambas partes -acusador y acusado-, debían presentar todas las pruebas posibles a su favor, el jueves 15 de septiembre de 2005, el ecologista fue liberado.
Luego de enfrentar un proceso penal que duró 10 meses y 11 días, el entonces juez primero penal del distrito de Azueta, Ricardo Salinas Sandoval, dictó sentencia absolutoria al campesino ecologista y lo eximió del delito de homicidio calificado, por el que fue acusado por el cacique maderero Bernardino Bautista Valle y su hijo Prisciliano Bautista Mederos.
En el tribunal, el primer secretario de Acuerdos, Alberto Gómez Ramírez, leyó el veredicto del juez, quien dictaminó que el ecologista “no es culpable, ni penalmente responsable de la comisión del delito de homicidio calificado en agravio de Abel Bautista Guillén”.
Cuatro años después de que obtuvo su libertad, el campesino ecologista perdió la vida este miércoles 16, en un accidente automovilístico al ser embestida pr una camioneta de pasajeros la cuatrimoto en la que se desplazaba cuando ya iba de regreso a su domicilio luego de cargar combustible.
Desde hacía un año, cuenta su esposa Celsa Valdovinos Ríos, Felipe recibía de manera contínua llamadas telefónicas de un hombre que jamás se identificó, sólo le decía que era su amigo, al tiempo que le recomendaba que se cuidara mucho, pues la gente que se sentía agraviada por su labor como defensor del medio ambiente tenían planeado matarlo, “pero no con armas, te quieren matar atropellado, como si fuera un accidente, pero Felipe nunca tuvo miedo de eso”.
Su ahora viuda, descartó que su muerte fuera a propósito, “no, por la forma en que pasaron las cosas, fue un accidente por imprudencia del chofer de la Combi, llevaba pasajeros y al parecer iba borracho; quizá si se hubiera tratado de otro carro se dijera que sí, pero es una situación distinta”.